Ya se planea el regreso a clases de manera escalonada y con estrictos protocolos sanitarios en algunas entidades del país, con el objetivo de retomar el sistema educativo y poco a poco dejar atrás las clases virtuales.

Sin embargo, considerando que atravesamos una emergencia sanitaria donde la salud debe ser mucho más importante que la educación, hay que estar conscientes de que, al activar la asistencia de alumnos a los planteles, también incrementarán los usuarios de transporte público (por cierto, segundo foco de contagios después de los hospitales), la asistencia a los comercios, la afluencia de gente en las calles, parques, museos y zonas recreativas.

Esta reactivación podría resultar contraproducente, y con algunas otras desafortunadas combinaciones, podría llevarnos de nuevo a semáforo rojo donde ahora sí, ni para atrás ni para adelante.

La letalidad y el número de contagios no han disminuido significativamente como para pensar en retomar las actividades cotidianas, aunque sea de manera escalonada y con precauciones. Además, entre marchas, manifestaciones y aglomeraciones producidas por las campañas electorales, nos alejamos más y más de la nueva normalidad.

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