El multimillonario Elon Musk volvió a encender el debate climático tras proponer, desde su cuenta en X, el uso de satélites capaces de reducir la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra como medida para frenar el calentamiento global.
La idea no es completamente nueva —científicos ya habían planteado variantes de este concepto—, pero Musk sostiene que esta forma de geoingeniería solar podría convertirse en una herramienta para “salvar a la humanidad” de los efectos más severos del cambio climático.
Sin embargo, la comunidad científica mantiene fuertes reservas: aunque técnicamente posible, advierten que una intervención de esta magnitud podría desencadenar consecuencias imprevisibles e incluso irreversibles, desde cambios drásticos en los patrones climáticos hasta impactos en ecosistemas enteros.
El debate está lejos de cerrarse, pero la propuesta vuelve a poner sobre la mesa una pregunta urgente: ¿hasta dónde estamos dispuestos a intervenir el planeta para enfrentar la crisis climática?