El comediante Adrián Marcelo subió una foto donde aparece recostado en una camilla de hospital en San Luis Potosí, acompañada de la frase: “vida de comediante”. Y claro, bastó eso para que las redes sociales entraran en modo Doctores Sin Fronteras… pero sin título.
En X, Instagram y Facebook empezaron a llover diagnósticos express: que si intoxicación en su visita a la capital potosina, que si colapso por exceso de trabajo, que si “excesos” de otro tipo. Todo sustentado en absoluto rigor científico: la imaginación colectiva.
Horas después, Adrián Marcelo decidió entrar al quirófano de los rumores y extirpar las teorías más dramáticas. Aclaró que solo fue fatiga acumulada, nada de vidas desenfrenadas. Aunque, fiel a su estilo, dejó caer una frase que le echó gasolina al chisme: dijo que en cuanto a sustancias, él “se mide”.
Mientras tanto, la foto sigue circulando; no hay parte médico, no hay comunicado de su equipo y tampoco se sabe cuándo volverá a la vida pública… o al menos a subir otro post que ponga a todos a diagnosticarlo de nuevo. Por ahora, lo único confirmado es que Adrián ya salió del hospital.







