La llegada del ferrocarril a San Luis Potosí marcó uno de los momentos más importantes en su desarrollo económico y social. El 24 de agosto de 1888, la locomotora procedente de Saltillo ingresó por primera vez a la ciudad, simbolizando el inicio de una nueva era de comunicación y progreso durante el Porfiriato.
Poco después, en 1890, se inauguró la línea San Luis Potosí–Tampico, lo que convirtió al estado en un punto estratégico entre el centro del país, el norte y el Golfo de México. Esta red ferroviaria permitió el transporte de minerales, mercancías y pasajeros, impulsando la industria y el comercio local.
Con el paso de los años, el servicio de pasajeros fue disminuyendo. El último tren de este tipo circuló en 1956, y gran parte de la infraestructura ferroviaria quedó en desuso. Sin embargo, su legado perdura.
Actualmente, la antigua estación funciona como el Museo del Ferrocarril Jesús García Corona, inaugurado en 2009, donde se preservan locomotoras, documentos y objetos que recuerdan la importancia del tren en la historia potosina.
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