El Festival Internacional del Vino, en su edición número 13, fue un éxito rotundo para los asistentes, los productores y los prestadores de servicios turísticos. Sin embargo, más allá de las catas, los maridajes y la buena música, el evento también se convirtió en una vitrina política donde las tensiones, los intereses y hasta los vetos salieron a relucir. Lo que debía ser una celebración del enoturismo terminó siendo también un desfile cuidadosamente calculado de actores del poder.
Uno de los momentos más comentados fue la fotografía oficial en la que aparecieron juntos representantes del Gobierno del Estado y del Gobierno Municipal, además de figuras del sector empresarial y legislativo. En particular, sorprendió la presencia de la diputada presidenta de la Comisión de Turismo del Congreso local, quien había sido señalada como “persona non grata” por el equipo de la capital, luego de cuestionar públicamente algunas decisiones del Ayuntamiento. Su aparición en el evento no sólo fue inesperada, sino también reveladora de cómo los intereses políticos pueden cambiar… al menos por un día.
A esto se suma el incómodo papel que jugó la secretaria de Turismo estatal, quien, en representación del Ejecutivo, tuvo que participar en las actividades del festival con todo el fondo visual y logístico dominado por la marca del gobierno municipal. Para evitar una sobreexposición del alcalde y su equipo en medios, el Gobierno del Estado optó por mantenerse presente pero sin confrontar, dejando ver con claridad que, en San Luis Potosí, incluso las colaboraciones institucionales se negocian hasta el encuadre de las fotos.
Al final, el Festival brilló por su calidad, sí, pero también por exhibir una vez más la lucha de egos entre quienes deberían trabajar de forma coordinada por el bien común. Porque mientras los ciudadanos disfrutan del vino y del turismo, los políticos parecen más interesados en ver quién aparece primero en la foto. Y aunque la uva fue la protagonista del evento, los verdaderos maridajes fueron entre el poder, la imagen y la conveniencia