El XLII Festival Internacional de Danza Contemporánea presentó en su quinto día a la compañía de Danza “Proyecto Coyote”

Escrito por Dolores Hdz

El XLII Festival Internacional de Danza Contemporánea presentó en su quinto día a la compañía de Danza “Proyecto Coyote” con la presentación “Antígona”, una coreografía del maestro Arturo Garrido. El evento tuvo lugar en el Teatro de La Paz, en punto de las 20:00 hrs donde la compañía potosina cautivó a los espectadores.

Nadie podía faltar a este homenaje, por lo que al lugar se dieron cita decenas de asistentes, entre ellos seguidores del trabajo de este destacado bailarín y coreografo quien tuvo un merecido reconocimiento a su trabajo y difusión de la danza en el estado.

Antes de presenciar el trabajo del Mtro. Garrido, fue entregado un reconocimiento por parte de la Secretaria de Cultura Elizabeth Torres Méndez a la Maestra Ma. Alejandra Mendoza Araiza bailarina, coreógrafa, actriz, activista social en defensa de los derechos humanos e impulsora de la creación dancística y por supuesto esposa del homenajeado bailarín de poética radical, quien tomó el micrófono para hacer un posicionamiento de tres puntos importantes, espacios de diálogo entre artistas donde se reconozca el trabajo y se dejen de lado los estigmas que existen entre ellos, segundo la dignificación del trabajo y seguridad social para los trabajadores de la cultura y finalmente el reconocimiento en vida al talento potosino, además hizo un llamado a no esperar a que trasciendan los artistas para ser homenajeados por su trayectoria y agregó que un homenaje a Garrido no sería homenaje sin un posicionamiento.

Nacido en Quito Ecuador el Mtro. Arturo Garrido, fue exiliado de su país por defender sus ideales de izquierda. México le abrió las puertas a un artista no solo conocedor del arte escénico sino que también tenía conocimientos de otras artes como lo son la pintura, literatura y actuación, entre otros.

Cofundador de agrupaciones emblemáticas de la danza contemporánea como lo son Barro Rojo Arte Escénico y  Andamio, así como Director nacional de Danza en Ecuador y otros tantos más títulos importantes a los largo de su trayectoria artística, el texto no alcanza para describir toda su trayectoria.

El artista de esta noche nos regaló con su obra momentos de silencio y reflexión sobre los movimientos de lucha social y como ésta puede y debe ser abordada través del arte.

La obra inició con una serie de fotos de políticos que han ordenado iniciar guerra así como una crítica social y repudio a los hechos que suceden diaria e injustamente a quienes llevamos en el corazón.

Con una luz y sonidos de helicóptero rondando todo el escenario, el maestro Garrido nos llevó a la batalla. En momentos sobrios fuimos mudos testigos de un dolor con sabor a injusticia compartido.

Mujeres con atuendos de revolución, bailarines con giros a la voz del helicóptero dominaban el escenario y evidentes recuerdos fríos de una guerra que provoco exilio.

Es increíble como el arte de la danza puede transportarnos a esos lugares donde se vive el miedo pero también fortaleza, en los que nadie quiere estar y tienen un sabor a poca justicia.

Diálogos acompañaban esta puesta en escena, a lo que parecía ser una guerrera que empoderaba a los ciudadanos contra un tirano que buscaba su cabeza.

Con movimientos lentos y coordinados la danza contemporánea nos a dejo entre ver que todos los cuerpos difieren en ritmo, pero a su vez se mimetizan con un todo, dándole importancia a la conexión personal que el bailarín tiene con la música y su cuerpo que debe conectar a su vez con lo que los demás están ejecutando. Como las aves que vuelan juntas, pero cada una con su propio aleteo.

Una vez más latidos de corazón en el sonido,  que se han hecho presentes en todo lo que va del festival y sonidos de caballerizas, como si se tratase de una formación de guerreros con alta iluminación sobre los músculos de los disciplinados bailarines.

Finalmente llego la captura de una guerrera empodera que sucumbió a lado del tirano que ordenó su captura, ella yacía en el piso con rostro de piedad y su cuerpo desnudo.

Así se cerraba el telón y nos despedíamos del mensaje que el Maestro Arturo Garrido tenía por compartir, su lucha contra la guerra a través su mejor arma, el arte.

Fotografías: Blanca Araujo