En medio de un fenómeno meteorológico extremo, las autoridades de China emitieron una alerta naranja en Beijing —la primera de este tipo— debido a las violentas ráfagas de viento que azotan las regiones de Beijing, Tianjin y Hebei.
El Servicio Meteorológico de Beijing advirtió que este evento es «extremo, prolongado, de gran alcance y altamente desastroso». Los vientos alcanzaron velocidades de hasta 150 km/h, provenientes del sureste asiático y Mongolia.
Ante el peligro, se recomendó a millones de personas que pesen menos de 50 kilos permanecer en interiores, ya que podrían ser arrastradas por la fuerza del viento. En redes sociales circulan impactantes videos de personas siendo empujadas o levantadas por las ráfagas, mientras otras intentan ayudarlas.
Entre el 11 y el 13 de abril, las ráfagas alcanzaron entre 11 y 12 grados en la Escala Beaufort (que va del 0 al 13), niveles capaces de provocar destrucción extrema.
La emergencia obligó a cerrar escuelas, suspender eventos, cancelar trenes y detener construcciones, además de prohibir el acceso a bosques y montañas.
El fenómeno, aunque no inusual en primavera, ha sido el más intenso en años, dejando una clara lección sobre los riesgos del cambio climático y la necesidad de preparación ante eventos meteorológicos extremos.
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